jueves, 27 de marzo de 2008

PROPOSICIÓN DEL NUCLEO PLAZA ÑUÑOA AL CONGRESO COMUNAL ÑUÑOA 2001

Documento presentado por el núcleo al Congreso Comunal 2001, con un planteamiento o diagnóstico acerca de la situación del PS en ese momento y con una propuesta orgánica en pro de mayor representatividad y democracia interna

PROPOSICIÓN DEL NUCLEO PLAZA ÑUÑOA AL CONGRESO COMUNAL ÑUÑOA

1. El Partido Socialista vive una crisis por la pérdida de su inserción social, de su vinculación con la sociedad civil y, sobre todo, por su carencia de propuestas y ausencia de ideas. En verdad para los chilenos puede parecer que nuestro partido padece de muerte cerebral: no habla, no se mueve y sólo lo excitan los estímulos del pasado.

2. En esa condición se beneficia o se perjudica por omisión, por lo que no hace. Inerte y silencioso, el mayor mérito que exhibe ante el país es su lealtad. El Partido es leal y no reclama ante el Gobierno ni siquiera cuando éste es incapaz de restituir a los trabajadores públicos el poder adquisitivo perdido por sus remuneraciones; sus leales militantes votan por los mismos dirigentes desde hace más de una década.

3. Esta situación nos ha permitido hasta ahora usufructuar de una cuota electoral que no sube del 12 por ciento ni baja del 10. Año tras año, elección tras elección, las mismas personas, ordenadamente, votan por el Partido Socialista. Como el propio Partido, es gente que parece vivir de sus recuerdos y que envejecerá con el tiempo hasta desaparecer. Entonces, quizá, desaparecerá también el Partido Socialista. Aunque tal desgracia podría ocurrir mucho antes, si las nuevas generaciones que se incorporan al registro electoral nos siguen dando la espalda.

4. Hoy día impera en Chile no sólo un liberalismo sin límites sino, sobre todo, una moral que es nuestra enemiga: la moral de la vulgaridad y el exitismo; aquella que proclama que la única medida de la verdad es la fama y la riqueza. La dimensión más importante de nuestra impotencia como partido es que no somos capaces de enfrentarnos ni a esa idea económica ni a esa moral sino, al revés, parecemos estar al servicio de ellas: desde el gobierno, en las relaciones con nuestros compañeros dentro del propio Partido, en nuestro lenguaje cotidiano. Como somos débiles frente a esa moral, callamos ante los hechos del presente y para los chilenos jóvenes parecemos afectados sólo por el pasado.

5. La explicación de ese mutismo e inmovilidad, de esa impotencia ante una estructura económica, social y moral que rechazamos pero ante la que no somos capaces de actuar se encuentra probablemente en la actitud de algunos militantes y, lamentablemente, de muchos dirigentes y funcionarios socialistas, que parecen creer que la idea socialista ha fracasado en Chile y en el mundo. Se equivocan: los fracasos del socialismo corresponden a experiencias que no se repetirán, pero la idea socialista está viva y vigente en las banderas de justicia social y equidad económica que debemos seguir levantando; está viva y vigente en la lucha por la verdadera igualdad, por la libertad y por la tolerancia como normas inalterables de la sociedad.

6. Por todo ello los militantes del Partido Socialista debemos decir ¡basta! Es la hora de iniciar el cambio, la reforma de nuestro partido. Chile no merece un socialismo que convalida, con su silencio e inacción, políticas de indesmentibles rasgos derechistas, al servicio de una estructura económica y una moral que no son las nuestras. Queremos renunciar a esa imagen que nos hace aparecer ante los chilenos como parte de una fronda que comparte cínicamente el poder, sin más objetivo aparente que solazarse en él. Queremos dejar atrás la ambigüedad política disfrazada de disciplina, la mimetización, el comportamiento acrítico y la falta de un proyecto histórico que proclamar gozosamente ante el país.

7. Por el contrario, queremos un Partido Socialista vivo y protagónico, que declare sin rodeos que mira a Chile desde el punto de vista de los excluidos por el modelo socioeconómico y cultural prevaleciente. Un partido que, consecuentemente, se oponga a toda política económica que tienda a la consolidación de ese modelo y al disciplinamiento político, social y cultural impuesto a todos los chilenos por los grandes empresarios y otros poderes fácticos. Queremos un partido que mire al futuro y luche por imponer un proyecto inclusivo, opuesto al modelo excluyente, insolidario y acultural de la derecha representada por Lavín. Queremos un partido que sea un lugar para la acción y no sólo para el seguimiento de las políticas diseñadas por otros, aunque esos otros sean nuestro gobierno o nuestros aliados. Un partido que sea capaz de asignarle a todos sus militantes -y no sólo a los altos funcionarios públicos- una importante tarea política de la que puedan sentirse orgullosos. Un partido, en suma, que nos ofrezca la posibilidad de rebelarnos en una acción crítica permanente, que nos dé la oportunidad de ser los reformadores cotidianos de la vida social.

8. Si hablamos de profundizar la democracia en Chile, mejorando así la sociedad en beneficio de los sectores populares que decimos representar, debemos comenzar practicando la democracia al interior de nuestro Partido. Para que Chile nos crea que queremos cambiar a Chile, debemos comenzar por cambiar nosotros mismos. Ni las mismas caras ni los mismos discursos son ya verosímiles. Para ello proponemos comenzar por las siguientes modificaciones de la estructura y los estatutos de nuestro Partido, de modo de alcanzar una mayor representatividad y democracia:

A) El Comité Central estará compuesto por 120 integrantes, electos en votación universal, directa, secreta e informada por los militantes agrupados en 60 unidades de base correspondientes a los distritos electorales del país. Los militantes de cada una de estas unidades de base elegirán a dos miembros del Comité Central, que serán sus representantes, sobre la base del principio “un militante, un voto”, esto es cada militante tendrá derecho sólo a un voto en la elección. Por lo menos cuarenta integrantes de este Comité Central deberán ser mujeres. Si en la elección directa no se alcanzare ese número, deberán integrarse al Comité Central, hasta completar el número de cuarenta, las compañeras que habiendo sido candidatas hayan obtenido los más altos porcentajes de votación en sus respectivas unidades de base, reemplazando cada una de ellas al compañero que la haya antecedido en la votación correspondiente.

B) La Mesa del Partido estará compuesta por cuatro autoridades unipersonales: el Presidente, dos Vicepresidentes y el Secretario General. Estas autoridades serán elegidas en votación universal, directa, secreta e informada por todos los militantes del Partido, sobre la base del principio “un militante, un voto”, en elecciones separadas de cada uno de los cargos a elegir. Si ningún candidato alcanzare la mayoría absoluta en alguna de estas elecciones, deberá realizarse una segunda vuelta que garantice la verdadera representatividad del electo.

C) Ningún cargo, en ningún nivel del Partido (Mesa, Comité Central, Regionales y Comunales) o de representación popular (Senado, Cámara de Diputados, municipios) podrá ser ocupado por un mismo militante por más de dos períodos consecutivos.

D) Los cargos de Presidente y demás miembros de la Mesa del Partido serán revocables en cualquier momento por la decisión de tres cuartos de los integrantes del Comité Central.

E) El Comité Central deberá reunirse por lo menos cuatro veces al año, y sus miembros tendrán la obligación de oír a las bases antes y después de cada una de estas reuniones.

F) Se deberá sincerar el padrón de militantes del Partido, de modo de impedir que las anteriores medidas se vean adulteradas por la presencia de militantes fantasmas. Sólo deberán ser considerados militantes de nuestro Partido quienes hagan vida regular de núcleo, certificada por sus compañeros ante los organismos regulares del Partido.

G) En ningún momento las autoridades del Partido podrán modificar por sí mismas los Estatutos partidarios ni tomar decisión alguna al margen de ellos. Sólo un Congreso, General o Extraordinario, podrá modificar esos Estatutos.

Núcleo Plaza Ñuñoa

Ñuñoa, enero de 2001

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